LA PROFESORA DE PARVULARIO
Haganenet
Nadav Lapid, 2014
En un mundo sumido a las cuentas de resultados y los intereses financieros, la poesía no tiene lugar. Las almas sensibles están condenadas a una vida difícil y proscrita. Esa es la base desde la que el cineasta israelí Nadav Lapid confiesa que ha construido La profesora de parvulario, una de esas películas que conquistan la extraña virtud de penetrar en lo ignoto, de investigar espacios para el asombro. Es la convicción también desde la que parece actuar la profesora del título, Nira (Sarit Larry), cuando entiende que Yoav (Avi Shnaidman) es el nuevo Mozart de la poesía, capaz de articular versos de belleza incandescente y conducidos por un sistema de pensamiento erudito. “¿De dónde vienen las palabras?”, le preguntan. Pero Yoav tiene cinco años. No sabe, no responde, solo quiere ser un niño de cinco años. Excepto cuando exclama “¡Tengo un poema!”, pasea obsesivamente de adelante hacia atrás y recita misteriosas palabras como si repitiera lo que escucha en su cerebro. En los primeros compases del filme, una escena de este tipo, rodada sin énfasis ni dramatismo, pero haciendo confluir el travelling de la cámara con la espontánea intepretación del pequeño, te mantiene alerta. El gran cine anida misterios de esta índole.